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CÉLULAS MADRE EN LA ARTROSIS DE RODILLA

Las células madre se han ganado en muy poco tiempo la reputación de tratamiento milagroso para la artrosis de rodilla. Es muy difícil resistirse a los encantos de un tratamiento que supuestamente reparará en pocos meses una rodilla inútil y dolorosa. Todo esto sin pasar por el quirófano, sin química ni efectos secundarios, con la fuerza regeneradora de los propios tejidos y con tan sólo con una sola inyección. Si esto es así, ¿qué paciente con artrosis de rodilla no se trataría con células madre? Sin embargo, ese halo milagroso también es  un excelente reclamo para un suculento negocio fundamentado en la inyección de concentrados celulares que no son, stricto sensu ,«células madre».

Lo primero que convendría aclarar es que «células madre» es un término muy mal definido bajo el que se amparan múltiples tratamientos regenerativos , algunos de los cuales, ni siquiera contiene células madre. Este es el caso, por ejemplo, del Plasma Rico en Plaquetas (PRP). El PRP es un tratamiento útil y seguro para la artrosis de rodilla que con frecuencia se confunde con células madre y, sin embargo,no tiene células madre. Además del PRP, en los últimos años, están cobrado auge una serie de nuevas terapias que contienen un porcentaje testimonial de células madre y, paradójicamente, se les conoce como tratamientos de células madre. La realidad es que se trata de concentrados celulares de distintos tejidos que, en el mejor de los casos, pueden contener hasta un 30% de células madre mesenquimales (MSCs). Estos batidos o jugos celulares suelen ser de grasa abdominal o de médula ósea y están formados por múltiples tipos celulares (macrófagos, pericitos, linfocitos…) y proteínas (citocinas,proteinas morfogenéticas, factores de crecimiento…). Los más conocidos son: el Implante de Tejido Adiposo Autólogo, la Fracción Estromal Vascular y el Aspirado de Médula Ósea concentrado.  Los tres pueden ser beneficiosos para el tratamiento de la artrosis de rodilla pero no parece muy riguroso atribuir su beneficio al pequeño porcentaje de MSCs que contienen.  A pesar de que hay estudios estudios científicos preliminares que comunican beneficio, ninguno de estos tratamientos está avalado por ensayos clínicos controlados.

Todo esto no quiere decir que no se estén utilizando poblaciones puras de células madre (MSCs) para tratar artrosis de rodilla. Es un tratamiento todavía poco difundido en nuestro medio y extremadamente costoso. Es previsible que el coste disminuya con el establecimiento de biobancos de MSCs . Mientras tanto, el implante de células madre más habitual es el autólogo ( células de uno mismo). Su elevado coste deriva de lo laborioso de su preparación. Primero se hará la extracción de una muestra (grasa abdominal o médula ósea), luego se aislaran y se expandirán (o multiplicarán) las verdaderas MSCs y finalmente se implantarán en la rodilla enferma mediante una inyección intra-articular. No es un tratamiento rápido pero ofrece resultados muy sostenidos en el tiempo. Todo induce a pensar que, también, es un tratamiento seguro.

En mi opinión, el potencial terapéutico de las células madre en la artrosis de rodilla es enorme pero su aplicación generalizada está aún sujeta a la resolución de múltiples aspectos tanto de tipo técnico como biológico. No tenemos todavía respuesta a cuestiones tan elementales como qué número de células es mejor inyectar o cada cuánto tiempo. Es difícil predecir si gracias a ellas conseguiremos restaurar y regenerar la articulación dañada pero, a buen seguro, las células madre serán parte esencial en el arsenal terapéutico de la artrosis en los años venideros.