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La tendinitis rotuliana o «rodilla del saltador» es una lesión relativamente frecuente en los deportes de salto (voley, baloncesto…), en el running pero, sobre todo, en los deportes con arrancadas o frenadas explosivas como el tenis o pádel. Rafael Nadal, desgraciadamente, no ha sido una víctima cualquiera de la «rodilla del saltador».

¿Por qué se produce la tendinitis rotuliana?

Técnicamente es una lesión de sobrecarga (o abuso) que aparece por movimientos repetitivos de carga eccéntrica sobre la porción media o distal del tendón rotuliano. En otras palabras, se trata de «tirones» de distintas intensidades desde el cuádriceps a la tibia y viceversa (flechas amarillas). La inserción del tendón en el hueso (señalada en rojo), es la que aguanta mayor tensión y es la que, con mayor frecuencia, se irrita e inflama. En algunos casos, incluso, se rompe. En otras ocasiones se irrita la inserción del tendón a la rótula (tanto en su inserción superior como inferior). 

¿Qué síntomas tiene?

Generalmente se manifiesta con dolor (y muchas veces inflamación) debajo de la rótula. Cuando las tendinitis son moderadas-severas, el dolor aparece simplemente caminando. El paciente lo refiere especialmente bajando cuestas o escaleras (también subiendo) y resulta muy doloroso al iniciar un sprint o frenar una carrera. El dolor se localiza mayormente por debajo del polo inferior de la rótula, aunque cuando es muy intenso, duele todo el centro de la rodilla.

¿Por qué tiende a cronificarse?

La causa más frecuente de cronificación es una mala curación, generalmente, por no haber respetado el adecuado tiempo de reposo. En estos casos el tendón no cura de manera correcta y se inicia una degeneración progresiva que, además de ser dolorosa, conlleva una desestructuración de la anatomía microscópica del tendón (calcificaciones, microroturas…).

¿Qué factores la empeoran ?

En atletas, además del tipo de actividad deportiva, es muy importante el apoyo de los pies, así como, potenciales asimetrías o desequilibrios musculares.  En el caso de no deportistas, si no existe una actividad repetitiva que castigue la rodilla, hay que pensar en caídas antiguas «de rodillas».

¿Cómo se trata?

La mejor medida curativa es el reposo. Un adecuado reposo puede ser suficiente para favorecer el propio proceso natural de auto-reparación. La fisioterapia, el taping , los anti-inflamatorios y las bandas rotulianas pueden acelerar la recuperación y aliviar los síntomas. En el caso de lesiones cronificadas se han empleado con distinto éxito las infiltraciones con  PRP , de corticoides, la proloterapia, la EPI y la nitroglicerina tópica. 

Nadal y su abandono en el US open

Nadal sufre el azote de unos «tendones rotulianos delicados» desde hace 12 o 14 años. Su mente, capaz de exprimir al límite sus aptitudes físicas, probablemente tenga la culpa de la mitad de sus recaídas. El implacable reloj biológico, de la otra mitad. El viernes pasado, todos los amantes del tenis y devotos de Rafael Nadal, lloramos su abandono en el US Open. Su rodilla derecha había dicho ¡basta! En esta ocasión, parece tratarse de una rotura parcial de su tendón rotuliano derecho. Una rotura parcial, cuando el tendón es sano, cura bien con el adecuado tratamiento y reposo. El tendón rotuliano de la rodilla de Nadal es, sin embargo, un enfermo crónico. En estos casos, el tejido tendinoso repara con más dificultad, viéndose disminuidas sus propiedades de resistencia y elasticidad y, por tanto, incrementado el riesgo de recaída. No me quedan dudas de que Nadal volverá a las pistas pronto pero, en mi opinión, no curará su lesión sino que la mejorará. Deberá seguir conviviendo con ella, gestionándola con inteligencia todo el tiempo que a él le compense pero, teniendo bien presente, que ya no tiene que demostrar nada a nadie. Es un astro y… punto.

Hombro doloroso

La tendinitis de hombro es una de las afecciones más comunes en reumatología. «Doctor no me puedo quitar el jersey. Me cuesta mucho coger el cinturón de seguridad o ponerme la chaqueta…» ¡Dichoso dolor de hombro!. Lo peor, es que uno piensa que se le pasará con el tiempo… Para aquéllos que padezcan este latoso tormento, cinco consejos esenciales.

TENDINITIS DE HOMBRO: nunca pienses que «se pasará sóla»

El hombro es la articulación más móvil del organismo. El precio a pagar es su relativa inestabilidad. Para que el hombro sea móvil y no se lesione, su musculatura ha de estar perfectamente armonizada y compensada. Ante estímulos dolorosos, viciamos el movimiento para no hacernos daño y «pinzamos» el tendón del músculo supraespinoso (o la bursa que tiene justo encima). La cabeza humeral asciende y de esta manera «pinza» el tendón contra otro pequeño hueso llamado acromion (ver figura),  perpetuando el proceso sin que nunca llegue a curarse.

TENDINITIS DE HOMBRO: mejora tu postura al dormir.

Muchas veces algo tan aparentemente intrascendente como la postura al dormir explica la aparición de este problema. La tendinitis de hombro es muy frecuente en las personas que duermen con el brazo debajo de la almohada. En esta posición, el peso de la cabeza potencia un «efecto sandwich» en el que el acromion y la cabeza humeral comprimen al tendón del supraespinoso, irritándolo y perpetuando el mecanismo de lesión.

TENDINITIS DE HOMBRO: persigue un buen diagnóstico.

No todos los dolores de hombro son tendinitis. El hombro es una zona en la que se perciben dolores sin que  necesariamente el problema esté ahí. Es muy frecuente que hernias cervicales o cervicoartrosis se manifiesten solamente por dolor en hombro. En ciertos tumores pulmonares (Tumor de Pancoast), también puede doler el hombro. Existen cólicos de  vesícula que, a veces, sólo dan dolor en hombro derecho. Por último, hay ciertos tipos de artritis que debutan en los hombros simulando una tendinitis. Por tanto, antes de acudir al fisioterapeuta, hay que tener un diagnóstico certero. ¿Quién mejor para hacerlo que el médico de las articulaciones: el reumatólogo?

TENDINITIS DE HOMBRO: confía en el tratamiento conservador.

La tendinitis de hombro es un proceso tedioso y, normalmente, largo de recuperar. Sin embargo, se cura. En mi experiencia, es raro el caso que acaba en cirugía. El reumatólogo, además de diagnosticar y tutelar la recuperación, puede complementar la labor del fisio con tratamientos farmacológicos y con infiltraciones ecoguiadas. Más allá de las tradicionales infiltraciones de corticoides, el bloqueo del nervio supraescapular, la administración de factores de crecimiento, los lavados de calcificaciones o las infiltraciones de ácido hialurónico pueden potenciar enormemente el tratamiento fisioterápico.

TENDINITIS DE HOMBRO:  si tienes una rotura tendinosa, no desesperes.

En casos de cronificación de la tendinits, el tendón se va «desflecando» hasta que se rompe por completo. En estos casos, los «tendones hermanos»  cobran protagonismo y suplen en gran medida al tendón roto manteniendo la misma movilidad. Aunque parezca sorprendente, a veces duele más el hombro con el tendón íntegro (pero inflamado) que con el tendón roto.