«Artrosis y artritis: diferencias y similitudes» sigue siendo un tema muy candente y de gran interés en la consulta del reumatólogo. No es fácil comprender sus diferencias ya que son muchas sus similitudes: dolor, deformidad, inflamación y dificultad para utilizar la articulación. En este post, visualizaremos de manera didáctica como a un mismo resultado final de dolor, deformidad e impotencia funcional se puede llegar por mecanismos lesionales distintos. Conocer éstos, es básico para comprender porqué las estrategias terapéuticas de una y otra, necesariamente, han de ser diferentes.
ARTROSIS: UNA ENFERMEDAD DEL CARTÍLAGO
El cartílago es la estructura blanca y brillante del dibujo. Es semisólida y turgente y tapiza la superficie de contacto de los tres huesos que aparecen en la imagen. En este caso, al tratarse de la rodilla, tapiza a fémur, rótula y a tibia. En este dibujo, también se aprecian los meniscos que propician el acoplamiento de una superficie convexa (fémur) a una superficie lisa (tibia) para hacer más eficiente el movimiento.
La pérdida del cartílago articular es lenta, progresiva y se hace inicialmente de una manera parcheada. La destrucción del cartílago está condicionada básicamente por dos factores. a) Su resistencia intrínseca (determinada genéticamente). b) Por el abuso articular (sobrepeso, malos alineamientos, exceso de deporte…)
Al «desgastarse» el cartílago, el hueso subyacente (llamado hueso subcondral) queda «desnudo» y expuesto a fuerzas de fricción y de carga directa. Se va erosionando, inflamando y, en última instancia, deformando. A destacar también en todo este proceso, la pérdida de grosor y de turgencia de los meniscos articulares. Este proceso de envejecimiento meniscal propicia que sean más frágiles y más fáciles de romper. A éstas roturas en articulaciones artrósicas se las conoce como roturas meniscales degenerativas.
El resultado final de una artrosis articular es dolor, deformidad e impotencia funcional (frecuentemente también inflamación).
ARTRITIS: UNA ENFERMEDAD DE LA MEMBRANA SINOVIAL
La artritis se origina en otro componente de la articulación que se llama la membrana sinovial. La membrana sinovial es el envoltorio natural de las articulaciones . En el dibujo queda representada como un fina película traslúcida que «envuelve la articulación». Está ricamente vascularizada y, por tanto, íntimamente relacionada con el resto del cuerpo.
La intensa comunicación con el resto del cuerpo hace de la membrana sinovial un termómetro excelente del estado general de salud del organismo, siendo muy sensible a enfermedades sistémicas. La mayoría de las enfermedades sistémicas que cursan con artritis son de origen autoinmune . Esto quiere decir que nuestras defensas, de alguna manera, desarrollan algo parecido a una “alergia” a nuestras articulaciones. La primera consecuencia de ello es la inflamación de la membrana sinovial que se engrosa e irrita produciendo, en muchos casos, derrame sinovial. En esta fase, el paciente con artritis tiene la articulación, hinchada, caliente, a veces enrojecida, y casi siempre dolorosa.
Si la artritis progresa puede llegar a destruir la articulación debido a que se liberan infinidad de sustancias nocivas para la articulación conocidas como mediadores de la inflamación. Éstos se encargan de destruir agresivamente el cartílago, el hueso, los ligamentos y el resto de los componentes articulares. En fases terminales, la articulación puede llegar a perderse por completo llegando a quedar incluso completamente «mutilada».
El resultado final de una artritis también es dolor, inflamación, deformidad e impotencia funcional. Saber más
PD: las imágenes tienen licencia 3D4Medical. com