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Instituto Ari - cortisona

No conozco pacientes que acepten de buen grado un tratamiento con corticoides. Cuando se trata de mujeres, el sentimiento de repulsa es todavía mayor. Las mujeres no le perdonan que sea un medicamento visible. Una suerte de veneno que acaba aniquilando la imagen corporal. Sin embargo, la cortisona salva vidas y contribuye incuestionablemente a mejorar la calidad de vida (cuando no a salvarla) de quien la toma. La razón nos dice que sí pero el corazón nos lo pone difícil. ¿Como conciliar ambos sentimientos?

Cortisona: ¿Qué me puede ayudar?

 

  1. Pensar que el médico recurre a ella cuando no hay otra opción.

    La severidad de las enfermedades autoinmunes está subestimada. Se trata de enfermedades con graves consecuencias en las que la alternativa puede ser la propia muerte. Los corticoides son indispensables en el tratamiento de muchas de estas enfermedades con una eficacia poco comparable a otros fármacos.  La corticoterapia, como la insulinoterapia o la quimioterapia, debe considerarse un mal necesario que es mejor asumir cuanto antes. 

  2. Saber que los efectos secundarios de la cortisona son dosis-dependientes.

    La mala fama de la cortisona se debe al uso de dosis muy altas (> 30 mg/d prednisona) durante periodos prolongados (> 3 meses). La tendencia dominante en reumatología es a utilizar la dosis mínima eficaz. No es frecuente encontrar efectos adversos con dosis < 7.5 mg/d de prednisona.

  3. Los efectos visibles de la cortisona tienen un gran componente de susceptibilidad individual.

    No todos los pacientes desarrollan el catálogo completo de efectos secundarios de los corticoides. Tampoco los desarrollan con la misma severidad. Así, por ejemplo, en la deformidad del esquema corporal o la osteoporosis hay mucha variabilidad entre distintos individuos .

  4. El uso de la cortisona suele ser transitorio.

  5. Las dietas de bajo índice glicémico ayudan a no engordar.

    Está claramente demostrado que los corticoides  provocan continuos picos séricos de insulina (que es adipogénica y engorda). Estos excesos de insulina en sangre se pueden aminorar con dietas de bajo índice glicémico. Se trata de dietas mediterráneas estrictas con bajo contenido en hidratos de carbono (arroz, pastas, repostería, pan blanco… ).

  6. La dieta baja en sodio mejora la absorción intestinal de calcio y contribuye a prevenir la hinchazón y la osteoporosis.

  7. El ejercicio sostenido ayuda a no engordar, previene fracturas y combate la pérdida de masa muscular.

  8. Los suplementos de calcio (1000 mg/d ) y vitamina D (800 UI/d) previenen la osteoporosis. 

  9. Embarazo y cortisona son compatibles. 

    La placenta fetal bloquea la activación de la prednisona a su metabolito activo la prednisolona y, por tanto, ésta no pasa al feto. De éste modo es posible tratar con corticoides a la madre sin apenas riesgos para el feto.

  10. Se puede dar lactancia materna tomando cortisona.

    Se estima que la cortisona se excreta en un porcentaje < 10% en leche materna.  Por ello, la Academia Americana de Pediatría considera que el tratamiento crónico con prednisona o prednisolona no es una contraindicación para la lactancia.

La cortisona es, sin duda, el fármaco más versátil y eficaz en reumatología y autoinmunidad. También uno de los más tóxicos. Sacarle el máximo beneficio con el mínimo perjuicio es una tarea ardua y difícil pero, no por ello, un objetivo irrenunciable.